El reconocido poeta Leonardo Sanhueza se aventura en la novela con La edad del perro, una historia sobre un niño que crece en el sur de Chile, en los años 80. Ese niño, años después, se convertirá en geólogo y luego lo abandonará todo por la literatura. Aunque esa historia no la cuenta la novela, sino que la cuenta aquí su protagonista, el propio Sanhueza.
“Tenía el deseo de contar un tiempo determinado de Chile, desde un espacio que es como si estuviera negado en nuestra historia, como lo es la provincia. Porque parece que la dictadura siempre ocurre en San Pablo abajo”, dice Sanhueza.
Es una maleta vieja, blanca, usada, que está desde hace quién sabe cuánto tiempo ahí, en esa bodega en la que se juntan las cosas que parecen sobrar de la vida de los protagonistas de La edad del perro (Penguin Random House), la primera novela de Leonardo Sanhueza. Es una casa en Temuco, un día lluvioso, un mundo precario, difícil de explicar. Es 1984 en el sur de Chile. Es la historia del protagonista, un niño de 10 años que vive con su madre y sus abuelos y con la ausencia del padre, que no está muerto, pero que tampoco sabe dónde está.
Lo que sí está es la maleta blanca, rota en una esquina y guardada en esa bodega infectada de ratones.
También está la curiosidad de ese niño, que un día decide, con valentía, entrar a la bodega y abrir esa maleta. Y lo que encuentra es lo siguiente: libros, muchos libros de la Editorial Quimantú roídos y dañados por el paso del tiempo y por una rata que decidió hacer un nido entremedio de todo eso. Papeles picados, libros que ya no son libros y nueve ratones pequeños y rosados que el niño decide meter en una bolsa y la tira al techo para que se los coman los gatos, porque él está decidido a salvar esos pocos ejemplares que están intactos: dieciséis libros que serán su biblioteca, la herencia cultural que le dejará su padre, un mecánico de la Fuerza Aérea que estuvo aquel día que allanaron la Editorial Quimantú y que rescató esos ejemplares quién sabe por qué.
La edad del perro, entonces, cuenta esta historia, la de este niño que crece en medio de la pobreza de la época, en medio de la dictadura, en una ciudad del Sur junto a una abuela obsesionada con el apocalipsis, un abuelo que fue carabinero, una madre que hace lo que puede y una tía que está en el MIR. Un relato de infancia, las imágenes de los que hoy están cumpliendo 40 y que vivieron su niñez en aquella época, como Leonardo Sanhueza, que nació en 1974 y que, al igual que el protagonista de su novela, también heredó esa biblioteca precaria, pero que terminaría por ser fundamental en su vida.